El control de la práctica deportiva y el uso de los recursos naturales por parte de responsables y deportistas, piedra angular del mantenimiento y conservación de nuestro medio.
Polités: la clave.
El deporte en su origen, y específicamente los deportes en el medio natural, como el trail running, han sido considerados máximos exponentes de los valores implícitos en la práctica deportiva, tales como; el respeto, la responsabilidad social, o la conservación del medio.
El deporte y la carrera como expresión de simplicidad y naturalidad, no es una amenaza real si existe una preocupación del ser humano por la polis (polités) deliberando y tomando parte sobre la responsabilidad que se deriva de la práctica deportiva en su entorno y las medidas a llevar a cabo.
La problemática surge con la pérdida de valores sociales en las clases políticas encargadas de la regulación y ordenación de los recursos naturales, así como el negocio implícito que supone cada competición y su “beneficio” económico para la población.
Dicotomías entre el uso o abuso, negocio u oportunidad, conservación o corresponsabilidad.
Este hecho, junto a la falta de concienciación y conocimiento de los “usuarios” sobre el impacto ambiental al que someten al ecosistema, son cuestiones angulares para el uso y disfrute en armonía por parte de todos.
¿Práctica inadecuada o regulación inadecuada?
Como evitarlo:
Las montañas son lugares frágiles y el impacto de las carreras y todos los factores implícitos e interacciones que en ella se dan, tales como la época del año, la calidad de trazado del camino o la presencia de formaciones vegetales y de fauna, estresan y ponen al límite el equilibrio medioambiental.
La ordenación general por parte de la administración, ayuntamientos y propietarios de terrenos, deben poner de manifiesto el impacto ambiental asumible de cada una de las carreras prestando atención al número, tipo de prueba y efectos acumulativos que de ellas se pudiesen derivar.
Como medidas de buenas prácticas y ausentes en la mayoría de competiciones, deberíamos de:
No publicar itinerarios provisionales antes de las autorizaciones y ser respetado por los corredores.
Tener en cuenta las zonas frágiles y puntos sensibles en el diseño de los recorridos y su adecuación número de participantes, tipos de firmes, horarios y época del año.
Evitar en general y especialmente el uso de bastones y materiales que puedan dañar el medio.
Respetar la limpieza del ecosistema durante la carrera, no dejando residuos y estableciendo un plan post carrera.
Entender que el acceso y realización de pruebas en el medio natural, no es el lugar más adecuado por la afectación a la biodiversidad que suele pasar inadvertida, frente a impactos más visibles como las basuras o la erosión.
Como medidas dentro de las carreras se debería:
Divulgar e informar activamente sobre las características del entorno y las normas para una adecuada práctica.
Implantar un canon ambiental en todas las pruebas, para adoptar medidas de restauración y conservación tras ellas y durante el año en el caso de parques naturales.
Bibliografía:
EUROPARC-España. 2016. Guía de buenas practicas para el desarrollo de carreras por montaña en espacios naturales protegidos. Baena-Extremera, A.et al. 2012. Análisis de medidas de impacto ambiental en los raids de aventura en España. Interciencia, 37 (10): 729 – 735.
Balmfor, A.; et al. 2015. Walk on the Wild Side: Estimating the Global Magnitude of Visits to Protected Areas. PLoS Biol 13(2): e1002074. doi:10.1371/journal.pbio.1002074.
Benayas, J.et al. 2015. Propuesta de medidas de gestión ambiental para la sostenibilidad de las carreras por montaña en espacios
naturales protegidos. Departamento de Ecología. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. 18 pp.
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