Origen.


La periostitis tibial es un síndrome inflamatorio doloroso del periostio que recubre la tibia. Puede ser de origen exógeno (postraumática, como consecuencia de traumatismos directos o de frotamientos repetidos en la superficie de la tibia) o bien de origen endógeno.

Estadística.


Es la lesión crónica por sobreuso más frecuente en el deportista. Su frecuencia oscila según los diferentes autores, de un 4 a un 18% de los deportistas. La localización principal corresponde al tercio medio e inferior de la región anterior de la tibia.

Mecanismos de producción.

Se puede producir en todos los deportes en los que se corre y se salta, aunque es más frecuente en corredores.
Como factores predisponentes se pueden citar la práctica deportiva sobre terreno seco y/ o duro con defectos técnicos y calzado inadecuado, y diversos factores individuales.
Clásicamente los deportes causantes más frecuentes han sido el cross, trail running, las carreras de obstáculos, las de gran fondo o el fútbol. Algunas especialidades de atletismo (velocidad, medio-fondo, vallas y saltos) y los deportes colectivos que se practican en superficies sintéticas (fenómenos vibratorios) también son causa de periostitis en los últimos años.

Factores individuales.


En cuanto a los factores individuales podemos distinguir:

  • Existencia de alteraciones morfo-estáticas a nivel de miembros inferiores.
  • Presencia de alteraciones dinámicas o defectos técnicos de la carrera como alteración de la alineación de la pisada (pie en abducción en la fase de impulso).

Factores de riesgo.


Existen factores de riesgo o desencadenantes tales como:

  1. Vuelta al deporte tras periodo de descanso
  2. Entrenamientos mal planificados en intensidad y/o duración
  3. Periodo competitivo sobrecargado
  4. Falta de calentamiento y/o estiramiento
  5. Cambios bruscos de terreno, alteraciones del terreno (pista inclinada, cuestas, firme un poco bombeado, superficies artificiales)
  6. Cambios en el equipamiento (calzado) y calzado inadecuado a la morfología del pie o a la absorción de impactos (el calzado debe cambiarse tras 400-700 km de uso).

Plan de prevención.


Los programas de prevención son imprescindibles y deben centrarse en ejercicios de estiramiento del sóleo, del tibial posterior y de los músculos del compartimento anterior, así como programa de ejercicios de potenciación para ambos tibiales.


Hasta la próxima.

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